sábado, 16 de marzo de 2013

EL EURO SE SALVA PERO LOS EUROPEOS NO CONFÍAN


Respecto a la salvación del euro, necesitaba dos sucesos: una decisión política que pusiera fin a las especulaciones sobre su futuro y un instrumento financiero que hiciera creíble esa promesa. En 2012, los líderes europeos hicieron las dos cosas, por un lado, Angela Merkel aceptó iniciar el camino hacia una unión bancaria, y por el otro, el presidente del BCE (Banco Central Europeo) logró la autorización para comprar en los mercados cuanta deuda fuera necesaria para salvar el euro.

Según los datos de los eurobarómetros (serie de encuestas llevadas a cabo de forma periódica por la comisión europea cuya función es analizar y sintetizar la opinión pública sobre diversos temas que tienen que ver con la Unión Europea) la confianza en la unión europea en el periodo que llevamos de crisis económica, incluso en los países mas “europeístas”. La desconfianza en 2007, antes de que comenzara la crisis, era 42 puntos, es decir, el 65% de los españoles confiaba plenamente en la Unión Europea, sin embargo en la última encuesta realizada esta cifra se ha transformado en una desconfianza neta de 52 puntos (72% desconfía frente al 20% que sigue confiando). Este trayecto desde los 42 puntos de confianza a los 52 puntos de desconfianza obliga a una reflexión en profundidad, especialmente en un país tradicionalmente tan europeísta como España. Pero a tenor de los datos del gráfico adjunto, donde se muestra que el fenómeno se extiende a todos los países de la Unión Europea, la reflexión la deberemos hacer de forma colectiva. También se puede observar el descenso de la confianza de los ciudadanos, aunque a pesar del descenso de la confianza, en Malta y Estonia la mayoría de los ciudadanos se sienten seguros.

Algunas de las preguntas de la encuesta eran que si les gustaba la actual UE, si responde a sus expectativas, si la política económica era adecuada… la mayoría de los europeos respondieron invariablemente que NO. Sin embargo si se pregunta sobre si les gustaría salir de la UE o salir del euro la respuesta es nunca, lo que hace pensar que se sienten más seguros, aunque no confíen, en la Unión europea.

Eso es lo que estamos viviendo ahora. Por un lado, aunque las políticas de austeridad pueden estar teniendo éxito a la hora de controlar los déficits (no así para reducir la deuda), no producen crecimiento ni empleo por lo que no consiguen generar el apoyo ciudadano que necesitan para sustentarse. En junio de 2014, dentro de poco más de un año, Europa llamará a sus ciudadanos a las urnas. Si para entonces no se ha restaurado la confianza de los ciudadanos en la UE, la sorpresa puede ser bastante desagradable. Salvar al euro era imprescindible, pero el euro es un medio, no un fin, el fin son los ciudadanos: un euro sin ellos no tiene mucho sentido.

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